Científicos “rompen el hielo” en bancos de órganos

Investigadores de la Universidad Hebrea de Jerusalem en alianza con el banco de órganos desarrollaron una técnica para preservar células y órganos para realización de trasplantes.

La idea de preservar órganos para salvar vidas está cerca de ser una realidad. Un corazón o pulmón se puede mantener sin deteriorarse por sólo seis horas. El páncreas e hígado se deteriorarían después de 12 horas y un riñón por menos de 30 horas. Estos tiempos simbolizan un gran reto para la logística de trasplante de órganos donados. El éxito de un trasplante depende de la rapidez con la que se logra hacer el proceso, lamentablemente muchos órganos se deterioran antes de poder ser usados.

Uno de los problemas principales al almacenar órganos por varias horas es el hielo, cuando los órganos se congelan los cristales de hielo que se expanden en el órgano dañan las células de tal forma que no pueden revivir. Por esta razón es que los órganos que son removidos de un donador son conservados en un ambiente frío sin congelarse.

“Lograr congelar órganos sin causar ningún daño al mismo órgano va a aumentar nuestras posibilidades de salvar vidas” dijo el profesor Ido Braslavasky de la Facultad de Agricultura, alimentos y medio ambiente en la UHJ.
Perfeccionar la crio-preservación (El proceso de preservar las células y órganos bajo cero) va a permitir que los bancos de órganos logren mejores combinaciones entre el donador y paciente, ya que tendrían más tiempo para hacer la combinación adecuada. Hace 50 años se descubrieron las proteínas anticongelantes en los peces de la antártica, estas proteínas prometen lograr que los órganos se mantengan en una temperatura adecuada sin congelarse. Estas proteínas se encuentran en peces resistentes al frío, plantas, insectos y microorganismos. Estas proteínas inhiben la formación y crecimiento de cristales de hielo. Una de las ventajas de estas proteínas es que se necesitan pocas para eliminar el hielo en los órganos.
“Investigamos la interacción entre las proteínas anticongelantes y los cristales de hielo, para esto usamos un microscopio especializado que controla los niveles de mili grados de temperatura y congelación. También usamos iluminación fluorescente para ver donde están localizadas las proteínas a las que les agregamos colorante. Estas técnicas nos permitieron seguir el crecimiento de los cristales de hielo y ver como se derriten con la presencia de las proteínas” explicó Braslavsky. Gracias a este estudio Braslavsky y sus alumnos encontraron que las proteínas anticongelantes absorben hielo a través de una atadura irreversible.

“El crecimiento de hielo también es un problema en los alimentos congelados” dijó Braslavsky, quien también trabaja con su equipo en la implementación de proteínas de hielo en los alimentos. “Muchas personas se pueden identificar con consumir helados que pierden su textura al meterlos en el congelador de la casa o carne que pierde sabor o textura. Proteínas de hielo podría controlar el crecimiento de hielo en los alimentos y el desarrollo de nuevas formas de congelar. Algunas compañías alimenticias han comenzado a usar proteínas de hielo en sus productos.

La investigación del prof. Braslavsky está subsidiada por el programa de investigación de la Unión Europea (ERC) y la Fundación de Ciencias en Israel (ISF).

El profesor Braslavsky espera que la investigación de criopreservación esté cerca del éxito “El desarrollo en metodologías de criobiología y el uso de materiales con interacciones específicas con cristales de hielo como las proteínas de hielo, abren las puertas a avances significativos en la criopreservación de células y órganos” comentó Braslavsky