Javier Mandujano Veytia

Curso de Diseño de Mecanismos

Primero que nada, quisiera agradecer a todos aquellos que hicieron posible mi viaje a Israel, directa o indirectamente, incluyendo por supuesto, a Roberto Sonabend, a Bianca y a Verónica. La verdad es que fue una experiencia magnífica, en todos los sentidos, tanto en lo académico como en lo personal.

La planeación del curso fue bastante buena, las clases se dieron conforme al programa que nos mandaron inicialmente. Tuvimos expositores de primer nivel que son quienes actualmente dirigen la investigación que se lleva a cabo en diseño de mecanismos, por lo que resulta gratificante poder no sólo aprender de ellos, sino también preguntarles diversas dudas para obtener retroalimentación. Además, parte de la riqueza del curso, desde mi punto de vista personal, fue el contacto que pude tener con estudiantes de programas académicos de todo el mundo, lo cual sin duda contribuye no sólo a enriquecer la discusión de los temas, sino también a conocer distintas formas de pensar, sumergidas en distintas culturas, lo cual considero pieza fundamental para mi crecimiento académico y personal.

Por otro lado, Israel sobrepasó mis expectativas. Debo decir, ignorantemente, que creía que era un país menos desarrollado, y con menos educación. Estaba totalmente equivocado: por todos lados es posible apreciar un amplio grado de desarrollo, que se refleja no sólo en la infraestructura del país, sino también en la cultura y el trato de su gente. Es un país fascinante, lleno de ambivalencias que sorprenden. Por ejemplo, el contraste entre el alto grado de desarrollo del país y la presencia de lugares históricos que han marcado a la humanidad. De igual forma, el contraste entre la religiosidad de algunos sectores, y el liberalismo de otros lugares mucho menos tradicionales.

En resumen, quedo profundamente agradecido, ya que viajar a este curso fue una experiencia única, tanto para mi formación académica como futuro investigador, así como para mi crecimiento personal. ¡Muchas gracias!

Atentamente,

Javier Mandujano Veytia